jueves, 24 de septiembre de 2009

Hoy

Hoy es un día de esos en el que una no se encuentra a una misma. Pegada desde las nueve de la mañana al ordenador , amenizo mi trabajo actualizando mis listas de reproducción de Spotify y mis perfiles de Tuenti y Facebook. Costumbres que en muchas ocasiones entorpecen y ralentizan mi tarea, pero que en otras me dan aliento para continuar. Ahora que releo esta frase suena un poco drástico, e incluso dramático, pero recordemos que hoy es un día de esos en el que una no se encuentra a una misma. Y es que este tipo de días son de los que te meterías en la cama, arropada hasta la nariz con una manta y dejarías pasar las horas. Pero el tiempo no acompaña, ¡por lo menos podía llover!

Me consuelo pensando que es jueves, lo que significa que mañana es viernes. El trabajo no se me ha dado mal, al contrario, así que posiblemente pueda irme el fin de semana. Gracias, por supuesto, a la ayuda de Blanca e Irene, que me han adelantado gran parte.

En realidad el día no ha sido tan malo; simplemente tal y como me lo esperaba. Creo que una ducha puede ayudar a que no acabe siendo uno de esos días en el que una no se encuentra a una misma.

** Nota a Irene y Blanca: quiero que mañana sepan explicarme, y me expliquen, todos los sabores y texturas de todo lo degustado en el cocktail (decir pincho español no es tan glamuroso) de la Presentación. Ya hablaremos más tarde de detalles menores...

martes, 22 de septiembre de 2009

Mis abuelos


Ayer por la noche empecé a ojear mi cuaderno. Un cuaderno de esos que se usan para apuntar de todo: listas de la compra, anotaciones del trabajo, números de teléfono que han de copiarse rápidamente, cuentas que a una la mente no le dan para hacerlas de memoria o textos cortos y olvidados escritos en momentos de inspiración.

Me gusta cuando encuentro cosas que he escrito, anotado o apuntado tiempo después, cuando no recuerdo haberlo hecho. Y así encontré un pequeño texto, inacabado. Me hizo gracia y se lo leí a mi hermana y a mi prima, porque pensé que les iba a hacer gracia, ya que hablaba de cosas que las tres habíamos vivido de pequeñas; cosas que habíamos vivido con nuestros abuelos.

Así que ahí va ese pequeño texto inacabado. Ese pequeño texto con pequeños detalles y pequeños recuerdos. Espero que al leerlo os vengan también detalles y recuerdos vividos con vuestros abuelos:

Cuando era pequeña, los fines de semana los pasaba en casa de Los Abuelos; aunque las tardes de los sábados estaban reservadas para ir a ver a La Abuela Fuencisla.

Con el Renault 11 de papá, nos movíamos de un pueblo a otro para ir a verlos, lo que significaba: casatañas asadas en la estufa, sugus, lazos de Lerma, filetes de Canuto, dar de comer a los gatos, paseos por el campo, probarse chaquetas de lana, tocar las campanas de la iglesia a mediodía, hacer rosquillas, saborear la tarta de El Recado, el bizococho de yogur, dormir en sábanas tan frías que parecían estar húmedas o ver encender la estufa, la chimenea o la cocinilla con una piña.


Foto: detalle de una cocina de leña