sábado, 14 de marzo de 2009

Tiempo de lectura


Esta mañana he ido a la biblioteca. Hacía tiempo que no entraba en una a dejarme seducir por las estanterías llenas de libros, llenas de palabras, llenas de letras... Llenas de historias, de historias por leer, de experiencias por vivir.

Desde siempre me ha gustado mucho leer y reconozco que he sido, y soy, una intolerable con las personas que no comparten esta afirmación. A pesar de ello, también he de reconocer que leo mucho menos de lo que me gustaría. Leo todo lo que pasa por mis manos, aunque libros, libros muy pocos.

No era así cuando era pequeña. Siempre había algún libro empezado en mi mesilla y aprovechaba el mínimo momento para abrirlo y hacer correr el marca páginas. Seguramente impulsada por el amor a la lectura que se respiraba, y se respira, en mi casa. Libros fuera de sus estanterías, artículos de prensa de días pasados que esperan pacientemente ser leídos, revistas... Tardé un poco en entender por qué mi padre me llamaba Leona.

Y sí, hoy he ido a la biblioteca a reconciliarme con mi espíritu lector. Hoy he ido a la biblioteca y de nuevo ha vuelto a asaltarme la rabia de ¡cuántos libros y qué poco tiempo! Y también la de... ¡Maldita pereza!

Así que, he aprovechado la visita, he sacado tres libros para decidirme por uno. Porque sé, señores, que aún no puedo comprometerme a leer más de mil páginas en un mes de préstamo. Pero que leeré los tres, ¡seguro!

Respecto a aquellos que afirman que no les gusta leer... ¿lo habrán probado alguna vez? Yo, quiero volver a ser una Leona.

Campaña fomento de la lectura: Si tú lees, ellos leen