jueves, 25 de febrero de 2010

Vergüenza


Parece que en estas últimas semanas, los políticos se han puesto de acuerdo para salir en más portadas de las que ya ocupan habitualmente. ¿Será para amenizarnos este duro invierno o una técnica para desviar nuestra atención hacia sus desvergüenzas?

Hace poco menos de un mes, pudimos oír el desliz a micrófono abierto de Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid. 'Hijo puta', decía. ¿A quién? A un consejero de Caja Madrid, señores, no pongan el dedo en la llaga (o en el llagardón, ¡ah no, que es Gallardón!). Más cuidadoso fue con sus palabras el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, en la entrevista que le hizo Iñaki Gabilondo en CNN+. Pero, ¿de verdad en su discurso del Entierro de la Sardina no había dobles intenciones y hablaba directamente de la Cuaresma y de la crisis? Cada uno que saque sus propias conclusiones.

Mientras, Aznar debía de estar preparando su sonferencia sobre la crisis. Sí, esa que dio en la Universidad de Oviedo y en la que no tuvo por menos que sacar el dedito a aquellos estudiantes que le voceaban a la salida de la charla.

Y llegó la última semana de febrero, en la que España vive sumida en una lluvia incesante. Pero tranquilos, que para que no se aburran los españolitos de a pie que no pueden salir de casa con estos charcos y estos vientos, el boletín oficial de las Cortes Valencianas hace públicos los bienes de quienes en ellas trabajan (¿trabajan?). Y es que, mal de muchos consuelo de tontos. ¡Qué bien poder indentificarse con el presidente de una Comunidad Autónoma!, en cuanto a bienes económicos se refiere. Y es que pobrecito Camps, ¡cómo no le van a regalar trajes caros y a medida para sus quehaceres de político si en su cuenta personal cuenta con 905 euros y en la que tiene con su mujer 1.389! Además, su coche ya tiene quince años, ¿a nadie le sobra uno más nuevo para regalárselo? Por cierto, que nada de Audi ni BMW, que es un Saab.

Pero claro, quizá muchos no se conformen con identificarse con un presidente de una Comunidad Autónoma con esos ahorros. ¡No se preocupen! Ahora podrán presentarse a Eurovisión, montar el pollo en directo, en prime time y conseguir un contrato de exclusividad con una televisión privada y ganar unos 30.000 o 40.000 euros por una entrevista.

¡Vegüenza!

Foto: Diagnósito: friki

lunes, 8 de febrero de 2010

Enfado

El otro día, en las últimas noticias de mi cuenta de Facebook apareció, porque tres amigas se habían unido a él, un grupo que se llama A que conseguimos 4 millones de personas pidiendo la dimisión de Zapatero. Hasta ahí, todo normal. Los usuarios de Facebook vemos todos los días miles de grupos a los que podemos unirnos: grupos con tintes políticos, grupos que podríamos llamar costumbristas, grupos absurdos, graciosos, de mal gusto o de señoras que hacen y/o les pasa de todo (podríamos hacer no sé cuántas mil clasificaciones más).

La cifra de 4 millones que aparecía en el título del grupo al que se habían unido tres de mis facebook-amigas llamó mi atención, así que pinché en el enlace para ver cuánta gente pertenecía a este colectivo virtal y cuántos miembros faltaban para llegar a los 4 millones. ¡Simple curiosidad!

Entro en el grupo y me fijo en la cifra, doscientos mil y pico. Todavía les queda, pienso, sin ir más allá que en el análisis de los números. Pero cuando voy a volver a mi página de inicio, algo me frena. Debajo del total de usuarios adheridos a un grupo aparecen algunas de las personas que son miembro, si alguno de tus amigos pertenece a él, aparecerá ahí como ejemplo (supongo que es para animarte a unirte). Me indigno. ¡Intolerante!, estaréis pensando muchos, pero creo que mi enfado es razonable. Entre los afines a este grupo aparece una asociación cultural de la que soy socia. Y esto no me gustó (no me gusta). Estoy prácticamente convencida que la persona que está detrás del perfil de esta asociación cultural se unió a A que conseguimos 4 millones de personas pidiendo la dimisión de Zapatero sin pararse a pensar que está representando a una persona jurídica formada por muchos socios y con un objetivo, que como su nombre indica, es el cultural. Seguramente se unió como una persona (física) en contra de otra persona (política), ¡sin más! Pero es que sí hay más, o al menos eso creo yo.

Para mí, una asociación cultural (sin ideología política) no debería columpiarse ni hacia un lado ni hacia otro; se debe a su cometido, el cultural, y a sus socios, siempre en ese ámbito, el cutural. De ahí mi enfado.

Agradezco a las personas que están detrás de perfiles comunes y que gestionan de forma voluntaria y totalmente desinteresada estas cuentas de usuario en beneficio de toda la comunidad que conforman. Pero del mismo modo que agradezco esto, pido un poco de responsabilidad. Si quieres unirte a ciertos grupos, hazte una cuenta de Facebook personal, no lo hagas desde la que englobas a más gente tras un nombre con ciertos objetivos (¡culturales!), ya que cualquier movimiento que hagas puede incomodar , ¡y no es de extrañar!

martes, 2 de febrero de 2010

Calma rota. Ilusión

Hay días que prevés de lo más tranquilos y acaban siendo de lo más movidos, pero no por ello desagradables.

De repente, una llamada de teléfono interrumpe la calma de la rutina y tus músculuos, que parecían aletargados, se ponen en marcha sin rechistar, incluso agradecidos, como si hubieran estado esperando ese telefonazo. Sin tiempo para pensar, dejas todo lo que estabas haciendo y te diriges a responder en persona a quien te ha llamado.

La calma se ha roto, peo no ha pasado nada malo, simplemente, ¡cambio de planes! Tus músculos van más rápido que tu cerebro y, cuando quieres darte cuenta, te han llevado hasta el destino marcado.

Después de las presentaciones, quien te ha llamado te cuenta, te explica, te responde, te vende e, incluso, te hipnotiza. Pero cuando termina, a ti, no te queda otra opción que mirar hacia otro lado.

Como estás allí, y la calma ya se ha roto, decides aprovechar el momento y el lugar para continuar la búsqueda que, casi, inesperadamente has empezado.

La mañana es fría, pero el sol acompaña. Tus músculos responden con rapidez y tu cerebro, ahora, parece que también. Disfrutas de tu rastro, ¡todo es nuevo! Callejeas, apuntas, llamas, husmeas.

Sabes que posiblemente hoy no encuentres lo que buscas. Sabes que la calma ya está rota, y aunque algo de intranquilidad te nubla la vista, sabes que tu ilusión podrá con ella.

**Dedicado a Irene y Blanca, por ese paseo atípico por el centro de Madrid