sábado, 30 de noviembre de 2013

Llega el frío, llega La Feria de Turégano


Cuando era pequeña vivía en Turégano y cuando se acercaba el final de noviembre llegaba el frío y también La Feria. La plaza se llenaba de tractores y de otro tipo de maquinaria agrícola que simplificábamos llamándola arado pero que en realidad se llama vertedera, sembrador o empacadora.

Durante la semana previa a La Feria veía desde casa cómo la plaza se llenaba de colores según los camiones descargaban la maquinaria para exponerla a la venta durante el fin de semana. Verde, rojo, azul y amarillo pasaban a ser los colores que veía desde mi ventana, los colores de las marcas que ondeaban en las banderas: John Deere, Valtra o New Holland. Casas ingenieras agrícolas que han dejado atrás a las cabezas de ganado que hace no tantas décadas eran las ofertadas, compradas y vendidas en tan famosa cita agropecuaria celebrada desde hace siglos.

Y La Feria llegaba el último fin de semana de noviembre, entorno al día 30, San Andrés, santo que le da nombre. El viernes, cuando salíamos del colegio, sabíamos que ese fin de semana iba a ser especial. Las calles cercanas a la plaza se llenarían de puestos de calcetines, guantes y gorros, de bacalao y encurtidos, vendría la churrería y el puesto de pan con bizcochos típicos de pueblos no muy lejanos; también estaría el puesto del vino, el de los quesos y el de los embutidos. Sabíamos que bien abrigados podríamos pasar todo el fin de semana en la calle, jugando al escondite entre los tractores, yendo y viniendo entre los puestos de La Feria o irnos a tomar una Coca Cola a los bares, esos lugares que aún no frecuentábamos. Y que el domingo terminaríamos comprándonos un par de guantes, unos cuantos calcetines y, quizá, sudando en la cama un buen constipado, ¡pero eso no importaba demasiado!

Foto: Mónica Rico, El Norte de Castilla


viernes, 20 de septiembre de 2013

Mi rostro sin firma


Hace un año cerré mi propia empresa, la que gestionaba y en la que trabajaba desde hace cinco, entonces empecé a buscar trabajo de periodista y en comunicación. Poco tiempo pasó para que empezara a combinar la búsqueda de empleo en otros campos laborales, pero tampoco logré mi objetivo. Este verano mi experiencia ha engordado con unas cuantas horas como camarera y una semana como monitora en un campamento, título que de vez en cuando sale de mi cajón no dándole tiempo del todo a llenarse de polvo.

Durante este año no me he cansado de enviar y entregar CV, de actualizar mi perfil en decenas de portales de empleo y redes sociales, de mejorar mi inglés empezando a dar clases de nuevo, de formarme con cursos para ampliar mis conocimientos de marketing y comunicación, de empezar a colaborar en proyectos que quieren nacer o en periódicos digitales sacados adelante por voluntarios.

Y así, un día de abril, llegó a mis ojos una propuesta en forma de tweet. La periodista Ruth Martín hacía un llamamiento a periodistas en paro sin contar mucho más. No dudé un momento en ponerme en contacto con ella y, en cuanto me lo explicó, formar parte del proyecto que Ruth estaba gestando junto a la fotógrafa Begoña Rivas: poner rostro a eso que se ha llamado la crisis del periodismo. Meses después la revista JotDown ha publicado Rostros sin firma, un reportaje en el que mi historia y mi perfil, junto con las historias y perfiles de dieciocho compañeros y compañeras con los que aparezco, no son más que un ejemplo de la situación periodística por la que atraviesa nuestro país, una simple muestra de miles de periodistas.

Y ahora me planteo el inicio de mi segundo año en paro con la idea de seguir (re)formándome, matriculada ya en un máster en el que tengo puestas todas mis ganas, en unos meses por delante realizando un curso de community management y aprovechando al máximo las clases de inglés. Mientras seguiré buscando trabajo, los sábados estaré sirviendo mesas, mis letras seguirán plasmándose en Segovia un buen plan y en El Guadarramista y, pase lo que pase, ¡seguir hacia adelante!

Nota: lee lo que se está comentando en Twitter sobre el reportaje #RostrosSinFirma

Foto: Begoña Rivas, imagen extraída del reportaje Rostros sin firma de JotDown

domingo, 21 de julio de 2013

Tarde de río



Las toallas colocadas en la orilla bajo la escasa sombra de los altos y verdes juncos, ahora en su máximo esplendor. Las piraguas surcan en el pantano y se deslizan cuan convoy en sus raíles. Los niños chapotean en la pequeña playa de arena rugosa y los perros sacuden sus lanas tras un baño rápido y refrescante en las oscuras aguas. Los altavoces de un coche ponen la banda sonora a ritmo de reggaeton mientras las machaconas melodías se mezclan con los éxitos del verano que suenan en el chiringuito. Una familia se divierte y chapotea en su barca hinchable y un osado nadador explora a brazadas el ancho pantano.

Con los últimos rayos de la tarde moscas y mosquitos empiezan a arremolinarse entre los juncos y en busca de las dulces pieles de los bañistas. La tortilla, las cervezas y el tinto de verano aparecen sobre las toallas convirtiéndolas en manteles. Risas, tragos y ricos manjares. Tarde de río, tarde de verano.

Foto: pantano de La Serranilla (Segovia), M. San Felipe

jueves, 4 de julio de 2013

Olor a verano


Soy de esas personas a las que le molesta la luz para dormir, que no soportan que la persiana deje entrar un ápice de claridad y que se tapan la cabeza con lo primero que pillan cuando el sol se cuela por alguna rendija de la ventana.

En verano es un poco distinto. Estos días dejo la persiana entreabierta para que el fresco de la noche inunde la habitación, cuando los primeros rayos entran  y me despiertan me acerco a la tira de la persiana y, medio sonámbula y con los ojos aún cerrados, tiro de ella con fuerza para que se cierre pero, ¡nunca funciona! Mi persiana está rota y siempre deja alguna línea abierta entre sus láminas por la que se cuela una luz anaranjada que no deja de recordarme que ya es de día y que ya, posiblemente, no podré volver a conciliar el sueño como antes.

Pero en verano es distinto. Estos días cuando los primeros rayos entran también lo hace un dulce olor a hierba humedecida, a amanecer. Un olor a tierra, a hojas, a campos segados y por segar bañados por el rocío; un olor que contrarresta  la molesta claridad que mi persiana se deja colar.

Huele a verano.

Foto: Burlas y Veras

martes, 18 de junio de 2013

Mi XXIX Premio de Periodismo Cirilo Rodríguez



Ya hace casi un mes que se celebró la XXIX edición del Premio de Periodismo Cirilo Rodríguez, reconocimiento a corresponsales o enviados especiales de medios españoles en el extranjero en honor al periodista segoviano. Fue la tarde del 24 de mayo en el salón de actos del Parador de Segovia y allí acudí acompañada de mi chico con nerviosismo y entusiasmo, ¡ni que estuviera nominada!

Recibí las invitaciones dos semanas antes y desde entonces estaban en la mesa de mi estudio, presidiéndola, siempre presentes durante mis horas de trabajo en la búsqueda de trabajo, así como en esas horas que dedico a algunas colaboraciones como redactora (en Segovia un buen plan y en El Guadarramista). Como un vínculo real entre yo, periodista que no ejerzo pero que quiere ejercer, y el mundo vivo del periodismo.

Me hacía especial ilusión acudir a la entrega de los Cirilo porque hacía mucho tiempo que no acudía a eventos profesionales; además la gala era en mi ciudad, celebrada por mi asociación de la prensa, la de Segovia. Pero sobre todo necesitaba sentirme una más entre los asistentes, respirar y empaparme del ambiente. Lo hice. Necesitaba un enchufe de energía periodística, recordar por qué hace ya 10 años hice una cruz en la casilla de Periodismo y no en la de cualquier otra carrera, por qué quise llegar a ser periodista.

Fue extraño presentarme a un acontecimiento así sin mi compañía habitual hasta ahora, mis amigas y socias de Airevisual, Blanca e Irene. Durante el camino hice lo que hubiera hecho con ellas, rastrear Twitter para unirme al hashtag ofiacial del evento y empezar a tuitear con él, ¡no había!, así que empecé a hacerlo por mi cuenta aludiendo a #PremioCiriloRodriguez, que curiosamente ya estaba utilizando Aurelio Martín, periodista segoviano y vicepresidente de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE). También me resultó raro entrar al salón de actos y, junto con mi chico y sin contar a los cámaras de televisión, descubrir que éramos los más jóvenes allí presentes. Quizá este tipo de actos sean así, pero eché de menos a jóvenes periodistas entre los presentes.

Sentada en mi butaca vi llegar a los finalistas: Mónica Bernabé, periodista freelance y corresponsal de El Mundo en Afganistán, Marc Marginedas, enviado especial de El Periódico a zonas de conflicto, y Griselda Pastor, corresponsal en Bruselas de la Cadena Ser, a quienes había puesto cara a través Google y de sus perfiles de Twitter, aunque a Griselda le ponía voz desde hacía tiempo. Fue especial ver aparecer el pelo rojo de Rosa María Calaf y sentir su presencia cerca de la mía, así como la de multitud de caras conocidas a las que no ponía nombre; también escuchar en directo la voz de Alfredo Matesanz, presidente de la Asociación de la Prensa de Segovia y director de Radio Segovia, sorprendiéndome su tono después de tanto tiempo escuchándole en la emisora local. Me emocioné con el homenaje post mortem que se le hizo a Enrique Meneses, Premio Cirilo de Honor en 2010, y aplaudí como la que más cuando se leyó el falló del jurado, nombrando segundo y primer finalistas a Griselda Pastor y Marc Marginedas respectivamente, y ganadora de la XXIX edición a Mónica Bernabé, poniéndome los pelos de punta cada uno de los agradecimientos y anécdotas que encima del escenario expresaron.

Sentada en mi butaca, atenta y empapándome de todo lo que me rodeaba recordé por qué un día quise ser periodista. En estos tiempos a veces se olvida.

Foto: invitaciones a la entrega del XXIX Premio Cirilo Rodríguez, M. San Felipe

martes, 7 de mayo de 2013

Hay trabajo pero faltan puestos de trabajo (y algo de compañerismo)


Esta mañana una amiga me contaba disgustada e indignada que cuando ha llegado a trabajar su jefa no estaba. Le ocurrió lo mismo la semana pasada, cuando llegó el martes a trabajar sus compañeros le dijeron que su jefa se había cogido el día libre. Más allá de la falta de comunicación y de compañerismo, esta situación poco tendría de extraña si no fuera porque mi amiga colabora, gratis, en este sitio al que acude cada martes y en el que su jefa ha de guiarla. Ella es periodista y ayuda en el departamento de comunicación de una ONG de forma voluntaria. Ella ha aceptado colaborar de forma gratuita en una organización en la que ha visto que su trabajo es necesario y que podrían pagárselo pero no lo hacen, las nóminas de sus compañeros y las facturas de los proveedores no muestran cantidades bajas, ella lo sabe porque desagradablemente en su labor semanal maneja estas cifras, pero no hay puesto de trabajo para ella. Mi amiga, a falta de un trabajo remunerado ha elegido, no sin dudar, ganar experiencia mientras sigue buscando su oportunidad laboral, la de encontrar un trabajo pagado. A cambio sólo pide respeto y reconocimiento, algo de sentido común en las relaciones personales.

Otra amiga periodista también colabora gratis en una organización sin ánimo de lucro para la que hace algunas labores de comunicación desde su casa. Hace unas semanas me contaba disgustada que se presentó a una reunión a la hora acordada y cuando llegó le informaron que la habían retrasado sin avisarla previamente. A los pocos días la emplazaron para reunirse en un día festivo, ante lo que no se pudo negar. ¿Dónde queda el compañerismo?

Sin querer caer en el victimismo, el periodismo es un sector al que le está afectando gravemente la crisis y el cambio en su modelo de negocio. En este proceso de cambio de modelo aún nada definido las empresas, entidades y organizaciones no dudan en beneficiarse y aprovecharse de la situación de precariedad que tienen y viven los profesionales del periodismo ofreciendo puestos de trabajo también muy precarios, con salarios bajos,  incluso muy bajos, o trabajos gratuitos poniendo al periodista contra la espada y la pared entre el si no trabajo no puedo hacer frente a mis gastos o entre el si no trabajo no adquiero experiencia, será mejor producir que no hacer nada. Y así va creciendo una burbuja en la que  también entra el juego un factor muy importante, esa creencia popular que dice que periodista puede ser cualquiera y que profesionales de la comunicación somos todos. Esa burbuja que también se alimenta de ofertas de trabajo que ningunean a los licenciados demandando únicamente becarios o voluntarios para realizar trabajos que realmente debería hacer un empleado asalariado. Haciendo crecer así la desconfianza ante personas, entidades y/u organismos que requieren de voluntarios o colaboradores para poder empezar o simplemente continuar con su labor. Haciendo crecer la desconfianza y el desapego laboral cuando el compañerismo parece brillar por su ausencia.
[Aclaración: esta burbuja y situación precariedad lamentablemente no es única del sector periodístico y  muy tristemente también se puede aplicar a muchos otros sectores está restando cada vez más los derechos de los trabajadores].

Yo también colaboro, gratis, en dos páginas webs: un portal de turismo que está empezando y un periódico  digital local y medioambiental sin ánimo de lucro. Mis jefes, que en realidad son y me tratan como compañera, no me presionan ni me exigen, trabajamos en equipo y soy yo misma con mi responsabilidad la que guía mi trabajo con y para los proyectos. Yo he elegido realizar ese trabajo no remunerado, he de acatar las consecuencias de mi decisión y he de saber reaccionar de la mejor manera ante las situaciones, fáciles o difíciles, que se me presenten. Pero no todos los jefes, ni los acontecimientos, lo ponen fácil.

No saldremos de esta si no colaboramos entre todos, los de arriba y los de abajo, empezando por el compañerismo. Por favor no nos pisoteemos, no nos pisoteen. Seamos compañeros, trabajemos en equipo y, no estaría mal, que desde arriba se empezase a pensar en el beneficio de todos, o al menos en el de una gran mayoría. ¿Utopía?

Por supuesto que creo que hay labores y proyectos que requieren voluntarios y colaboradores, pero también creo que sí que hay trabajo, lo que faltan son puestos de trabajo y, en muchas ocasiones, faltan ganas de ofrecerlos como tales.

Foto: ilustración de AEA, Chocolate Caliente

lunes, 29 de abril de 2013

En Invernalia


El hombre del tiempo llevaba informándonos una semana. Los sabios pastores de la zona predecían una gran nevada para finales de abril. Los fríos vientos del fin de semana no dejaban lugar a dudas, incluso muchos recuerdan importantes nevadas bien entrado el mes de mayo. Y, ¡así nos hemos levantado esta mañana en buena parte del Sistema Central!, cuan Invernalia. Y sigue nevando...

Foto: M. San Felipe, dispositivo móvil

viernes, 26 de abril de 2013

Hacer la cama

Hacer la cama, ese acto mañanero que consiste en estirar y colocar las sábanas, mantas, colchas, edredones o nórdicos que la visten para deshacerla de nuevo cuando volvemos a usarla, cuando nos volvemos a acostarnos en ella. 

En principio hacer la cama parece algo sencillo: primero estiramos la sábana bajera sobre la cual extendemos la que nos cubre al dormir, encima ponemos las mantas y terminamos con la colcha o el edredón, colocando en la parte superior de la cama la almohada. Mucho más sencillo si usamos un nórdico, sólo tendremos que extender la sábana bajera, el propio edredón y colocar la almohada. 

Para muchos aquí termina la historia de hacer la cama, pero para otros muchos no parece que sea tan sencillo, hacer la cama acaba siendo una fórmula llena de preferencias, costumbres y/o manías. Yo desmonto la cama entera antes de hacerla, dicen algunos; pues a mí me gusta que las sábanas y mantas estén perfectamente estiradas, explican otros; ¡que no se te olvide meter todo debajo del colchón!, recuerdan algunos a otros cuando les hacen su cama. Pues yo no puedo dormir si las mantas no me tapan hasta la nariz, algunos reconocen; a mí me gusta doblar la sábana sobre las mantas dejando un hueco para colocar la almohada, especifican otros; a mí me gusta que la colcha cuelgue, pues a mí no, difieren algunos. Pues a mí no me pasan esas cosas, uso nórdico, sentencian muchos. 

Sin restar cordialidad y amabilidad al comentario, cuántas veces no hemos oído eso de: no te preocupes, la cama ya la hago yo, sin reconocer el que lo dice que lo que prefiere es hacerla a su gusto. Pero es que quizá la forma de hacer la cama sea una de las manías más comprensibles, al fin y al cabo nos pasamos en ella casi un tercio del día.


miércoles, 17 de abril de 2013

Escombros



Que si unos cascotes de yeso, unos ladrillos rotos, alguna que otra tabla con puntas oxidadas, piedras de cemento, trozos puntiagudos de azulejos y algún que otro pedazo de loza de un retrete, lavabo o bidé son muy habituales en cualquier rincón no construido de nuestros pueblos y ciudades, y lo que es peor, ¡también de nuestro campo! No entiendo esa manía, y esa escasa sensibilidad ambiental, que parecen tener algunas personas de tirar los desechos de su casa a cualquier lugar, y es que que no hay descampado que se precie si no tiene su montoncito de escombros, cuando no estamos hablando de una lavadora en medio del pinar, un frigorífico en cualquier cuneta o una televisión aguantando el tipo en el cauce de un arroyo.

Por favor, seamos más cuidadosos con nuestro entorno. Educación y concienciación con y para el medio ambiente. No más descampados y campos usados como cementerios de escombros y electrodomésticos.

Foto: Ideal.es

jueves, 11 de abril de 2013

Mis primeras carreras: Viña del Ajo y Media Maratón de Segovia

Corriendo en la V Viña del Ajo, Muñoveros (Segovia)
Después de dos años corriendo sola, y sin objetivo a la vista, a una le entraron ganas de compartir y medir sus fatigas con un pelotón, y es que hasta ahora sólo había corrido con gente durante los 5 kilómetros en los que hice de liebre al final de la maratón de Barcelona de 2011 para el Tío Matt. Cierto es que pensaba hacer mi primera carrera el año pasado pero con un golpe tonto, de esos en los que una puerta se pone en medio de tu camino cuando vas andando descalza, me rompí el dedo meñique del pie derecho y la intención se retrasó un año, y no precisamente porque el dedo tardara tanto en curarse. Así que doce meses más tarde debutaría en la edición posterior de la Viña del Ajo, en Muñoveros, carrera popular englobada en el circuito Carreras Pedestres de Segovia.

El pleno invierno y en plena meseta castellana el 24 de febrero no defraudó, se levantó frío y aún con algo de nieve del día anterior. Durante la marcha el sol nos acompañó lo que ayudó, junto con el paso de los corredores, a que hielo y la nieve del camino se deshicieran y muchas partes se convirtieran en lodazales. No me importó, estaba contenta, ilusionada. Enfundada en mallas y camiseta térmica, un cortavientos, una braga al cuello y otra a modo de diadema para taparme las orejas mis deportivas se pusieron en marcha junto a casi trescientas personas más. Al empezar, escuché con entusiasmo el golpear de la goma de las casi seiscientas zapatillas al avanzar en los primeros metros de asfalto de la carretera, veía cómo una culebra de colores se iba estirando a medida que nos adentrábamos en el campo. A mí lado el Tío Matt, quien en esta ocasión se convertiría en mi liebre. Catorce kilómetros después, tras cruzar arboledas embarradas, subir cuestas entre pinares, llanear (subir y bajar) entre tierras de cereales y girasoles aún sin asomar, ver pasar a los primeros cuando aún me quedaba la mitad del recorrido, notar el frío invernal en la cara y disfrutar de las vistas del llano castellano, ¡llegué a la meta! Objetivo cumplido, Viña del Ajo superada, ¿cuándo sería la siguiente?

La Media Maratón de Segovia se celebraba tres semanas después, el 17 de marzo,  pensé que podía ser una buena ocasión para probarme en una carrera de más kilómetros, con la confianza de estar en una ciudad conocida pudiendo parar sabiendo dónde estás, ya que mi intención no era terminarla. Otros planes solaparon mi idea así que no me inscribí, pero a última hora se cayeron así que la noche de antes de la carrera me animaron y convencieron para que el domingo por la mañana me fuera a recorrer las calles de Segovia, poca insistencia hizo falta. El día se levantó lluvioso, muy lluvioso, con un cielo plomizo que dice claramente que no va a parar de llover por más que le mires y le supliques. En ningún momento me planteé no correr, cuanto más se acercaba el momento de empezar más me convencía a mí misma con ese talante de intentar buscar el lado positivo de no tener trabajo: ahora me puedo permitir el lujo de coger un buen constipado, me decía.

Corriendo la VII Media Maraton de Segovia

La salida era un enorme charco en donde corredores de todas las edades nos hacinábamos buscando un trozo de adoquinado seco. Mis pies se mojaron por completo antes de recorrer el primer kilómetro, al menos mi chubasquero de Gore-Tex parecía funcionar bien, lo que no sabía era cuánto aguantaría por si se hubiera dañado en mi aventura en el Kilimajaro [historia que ya os contaré en Mi viaje a Tanzania]. La temperatura no era mala, lo que contrarrestaba el incordio de la lluvia. Admiraba a esos participantes osados  que corrían en pantalón corto y camiseta de tirantes, debajo de mi capucha impermeable yo me decía: quizá en otra... Esta vez mi objetivo era 'hasta que aguante', que por las condiciones de la carrera imaginaba que sería la media de la media, los 11 kilómetros que tardaríamos en volver al acueducto tras subir una cuesta de 2 kilómetros, como les dije a los fuentepiñelanos que me encontré en los jardines de La Fuencisla cuando, tras reconocerles por las camisetas que llevaban, me invitaron a seguir su ritmo. En realidad esperaba aguantar un poco más, cruzar el acueducto y poder callejear por el casco antiguo de la ciudad que tanto me gusta. ¡Lo conseguí! Y es que, qué gran sorpresa me esperaba bajo los arcos de granito, una de mis mejores amigas estaba esperando a verme pasar aguantando la lluvia para animarme, largo rato llevaba allí pues su novio-corredor había pasado bastante antes. Poco después me esperaban mis incondicionales animadores, mi chico y un amigo, quienes chubasquero y paraguas en mano fueron recorriendo media ciudad para irme animando.

Ya me habían avisado: dura, la Media de Segovia es muy dura, me habían dicho. Ni que no conociera la ciudad y sus cuestas, pensaba yo. Además, que no la voy a correr entera, sólo lo que aguante, les decía y me repetía a mí misa. Y la aguanté, ¡entera!, eso sí, agotando el límite de tiempo de la organización. La acabé y, por supuesto, también la sufrí!

Dura, la Media Maratón de Segovia es dura, pero ¡ojalá al año que viene pueda ratificar esta afirmación!


Foto 1: Organización de la Viña del Ajo
Foto 2: Sam

jueves, 21 de febrero de 2013

Timo en Gmail



A la bandeja de entrada de una cuenta de Gmail de una persona cercana ha llegado un correo que tiene todas las papeletas para ser un TIMO en mayúsculas. Si muchas veces es fácil colársela a quienes nos pasamos el día conectados mucho más fácil es engañar a quienes son más vulnerables, a esas personas que dan por cierto todo lo que les llega a su buzón de correo electrónico. Como creo que tod@s conocemos a personas que suelen tender a creerse este tipo de mensajes he visto oportuno compartilro y ponerlas en preaviso.

La premisa principal para no caer en este tipo de timos en NO hacer caso a los mails en los que se nos pidan contraseñas, las compañías que trabajan en Internet no piden contraseñas vía correo electrónico, lo hacen con otros procedimientos. Así que es más que recomendable NO responder nunca a este tipo de e-mails en los que nos piden datos personales, recuerda que esos datos ya los diste cuando te registrarte para hacerte la cuenta de correo y que si tu aministrador los requiere de nuevo, seguramente, te lo hará saber de otra manera. Además, cuando una empresa de estas características se pone en contacto contigo usa un lenguaje apropiado, sin faltas de ortografía y suele incluir alguna imagen o firma corporativa (aunque esto no es infalibe). Lo que sí es infalible es que cuando recibas un correo electrónico de estas características y dudes de su veracidad, ¡no lo contestes!

Copio el mensaje recibido:

E-mail remitente: gmail-no-reply@mail.com

Asunto: Desactivación de Su Cuenta Gmail en 48 Hora!!

Mensaje:


¡NUESTRO SERVIDOR DE SERVICIO DE MENSAJERÍA GMAIL !!!

Ustedes informes // de la actualización //de nuestra base // de datos. Es
imprescindible // confirmar de nuevo sus // datos personales y // deatenuar a toda
molestia. Para ello //le pedimos llenar correctamente // los títulos según y
devolvérnoslos en // el plazo de 48horas a partir de// recepción de esta
advertencia:
(Formulario que debe llenarse)

--Nombre y apellidos:
--sexo:
--Fecha de nacimiento:
--Dirección de correo electrónico de Gmail:
--Contraseña:
--País Ciudad:
--Teléfono móvil:
--Función:

Cordialmente

Gracias d \ 'tener elegir G! correo electrónico 2013/14
El equipo G! MAIL

Foto: Wikipedia

miércoles, 13 de febrero de 2013

Querida Radio

Mi transistor

Querida Radio, dicen que hoy es tu Día, proclamado internacionalmente hace dos años por la UNESCO, pero tú bien sabes que para mí todos los días son tu día, que eres mi fiel compañera.

Te enciendo cuando me levanto, escucho tus noticias mientras me desperezo, desayuno y me quito las legañas. En los últimos tiempos quizá debiera escuchar un programa despertador, de esos que emiten las emisoras de música y que son más amables que las noticias que últimamente nos toca escuchar. Pero tú sabes que no puedo, las informaciones a primera hora y los debates políticos de buena mañana me gustan y, no, aunque a veces casi lo consigan, no se me atraganta el desayuno.

También estás presente en mi ordenador. En los marcadores de mi navegador aparecen varias cadenas, la cual selecciono según mi ánimo y/o su parrilla de programación, aunque ya no hay problema, pues en casi todas las webs puedo escuchar cualquier programa en cualquier momento. Incluso ahora estoy intentando escucharte en inglés, que no es lo mismo que entenderte, pero al menos lo vamos intentando.

Pero mi amor por ti no es algo nuevo, siempre me has gustado. De hecho eras uno de mis juegos favoritos, como cuando yo hacía de locutora principal de Radio Ok Makey, esa emisora inventada en la que producía programas desde los asientos traseros del coche colmando la paciencia de mis padres mientras entrevistaba y hacía cantar a mis hermanas; incluso teníamos un jingle que repetíamos sin parar: radioquei, maqueeei. O grabando con los primos nuestras voces imitándote en el casette rojo en el sobrado de la abuela.

Te recuerdo cuando era pequeña sonando con la voz de Sardá y el señor Casamajor en el transistor del cuarto de estar de los abuelos o dando el tiempo en Radio Segovia desde el observatorio meteorológico de Navacerrada en voz de Ramón Alonso, momento en el que mi abuela nos mandaba callar a todos para no perder detalle. También me acuerdo del sonido estremecedor de las esquelas a las que prestaba atención mi otra abuela en las desconexiones locales, esas que me siguen poniendo los pelos de punta y que ahora presto atención yo sin darme cuenta. Recuerdo el soniquete de Radio 5, todo noticias, al llegar a casa a comer después del colegio, o como mi padre buscaba Cadena Dial o Radiolé en cuanto cruzábamos la sierra para ir a Madrid. Te recuerdo hablando de fútbol los domingos por la tarde y coreando a dúo junto a ti las canciones y también los anuncios que emitías. Me recuerdo metiendo cintas vírgenes en mi minicadena de doble pletina para grabar las canciones que más me gustaban y hacer cintas de Varios que marcaba por años, como hacía la prima Ana.

Recuerdo con especial cariño las visitas que he hecho a la radio, sobre todo esa excursión en la que nos llevaron a ver la pequeña emisora de RNE en Segovia y en la que me eligieron para sentarme en la mesa delante del micrófono y simular una entrevista con el periodista que nos la enseñaba. O la visita a los estudios centrales de la Cadena Ser para ver en directo el Hoy por Hoy de Iñaki Gabilondo y que tuvo que cancelarse por los atentados del 11M, programa al que más tarde volvi como espectadora pero también a trabajar con Airevisual para grabar entrevistas a políticos como Esperanza Aguirre o Zapatero. O la noche en la que vi emitir en directo La brújula de Onda Cero acompañando al periodista, y por entonces mi profesor, José María Calleja. 

Cuando era pequeña en el pueblo prácticamente sólo llegaba la señal de Radio Nacional y la de la Cadena Ser y sus 40 Principales, que no dejaban de sonar a mi alrededor durante mi adolescencia. Increíble me parecía que cuando íbamos a Madrid prácticamente en cada número del dial sonara una emisora diferente, de hecho cuando fui a vivir allí del corcho de mi habitación colgaba un recorte de periódico en donde una rudimentaria infografía informaba de las emisoras y sus diales.

Con los años, Radio 3 se ha convertido en una de mis preferidas. Aquí fui donde conocí, más bien tarde, el programa más crítico que te he escuchado, Carne Cruda. Cada vez que oía los monólogos editoriales de Javier Gallego, que parece que todavía pueden leerse en su blog, pensaba en lo poco que tardarían en quitarlo. Desgraciadamente no me equivoqué, lo eliminaron de la programación de una extraña manera y, paradójicamente, cuando ya no se emitía se llevo el Premio Ondas al mejor programa de radio de 2012. Parece que desde la Cadena Ser dan la oportunidad a este crítico formato con un muy parecido nombre, Carne Cruda 2.0, y muy similar guión. 

Querida Radio, tú bien sabes que tus voces forman parte de mi banda sonora personal, muchos programas y periodistas la componen, pero no quiero terminar este post sin nombrar a Gemma Nierga y Pepa Fernández, quienes me fueron presentadas hace muchos años y cuyas voces me han acompañado y me acompañan desde las ondas.

Querida Radio, mucho se ha hablado y se sigue hablando de tu posible desaparición por el nacimiento de otros medios de comunicación más modernos. No lo creo. Muchos somos los que te escuchamos, los que a ti acudimos como primer medio de información o de entretenimiento. Muchos somos los que te te queremos.

Querida Radio, como periodista siempre he estado al otro lado de las ondas, en el de oyente. Quizá algún día podamos conocernos más, quién sabe, ¡nunca es tarde!

Foto: M. SanFelipe

Este post se lo dedico a todos aquellos que me inculcaron la pasión por la radio, en especial a mis abuelos, y a todos aquellos los que han tenido que 'aguantarme' esta pasión. Mención especial a mi prima Ana, con quien tantos ratos he pasado escuchándola, grabándonos y quien me regaló 'mi primer transistor' , además hoy también es su Día.

viernes, 25 de enero de 2013

Mi viaje a Tanzania

Guía de Lonely Planet. Edición año 2008.

Como podía deducirse en mi último post, hace poco he estado en Tanzania. Este viaje ha supuesto una gran experiencia y un sinfín de emociones que voy a intentar transmitir en Mi viaje a Tanzania, un blog que he abierto con la idea de plasmar todo aquello que me ha llamado la atención.

Ojalá mis anotaciones y conclusiones, además de entretener, también puedan echar una mano a quienes estén planeando hacer un viaje parecido.

¿Te vienes conmigo?

Foto: M. San Felipe

jueves, 10 de enero de 2013

Pole pole, María, pole pole

Poblado masái visto desde el coche en las inmediaciones del Serengueti

Vuelvo a la realidad deshaciendo mochilas, poniendo lavadoras, hablando por teléfono y haciendo deberes de inglés. Aún no me atrevo a encender la radio, ver los telediarios o leer el periódico. ¿Y si sigo en la ignorancia en la que llevo sumergida más de dos semanas? ¿Y si continúo como si nada sucediera a mi alrededor, como si conmigo no fuera la cosa, la que está cayendo y parece que no va a dejar de hacerlo? No puedo, así que mientras mis dedos se pasean entre cuerdas, pinzas y ropa tendida acompaño la tarea encendiendo el transistor de la cocina.

Huelga de monitoras de comedor en Aragón, dimisión de los órganos directivos de más de la mitad de centros de salud de la Comunidad de Madrid, huelga en los servicios de limpieza del Hospital General de Alicante, Rodrigo Rato es nombrado asesor externo de Telefónica mientras los trabajadores de Bankia no ven ninguna luz en la reestructuración de la empresa, otra vez parece que el poder político se ve beneficiado por la justicia como demuestra la reducción de penas tras el pacto firmado entre la Fiscalía y los abogados de los acusados en el caso de Pallerols, aunque el Fiscal General del Estado lo niega, la UE estima que España ha terminado el 2012 con más de seis millones de parados, cifra que ayudo a engordar...

Pole pole, me digo mientras respiro lentamente, cierro los ojos y recuerdo esas mañanas bañadas por el sol africano en las llanuras del Serengueti, esas jornadas de lluvia acariciando las laderas del Kilimanjaro o esos atardeceres sobre las aguas turquesas del Océano Índico. Despacio, María, despacio. Poco más de dos semanas fuera y aunque nada ha cambiado hoy todo me parece ir demasiado rápido.

Pole pole, María, pole pole. En swahili suena mejor.

Foto: M. San Felipe