Brotes de albahaca, 17 de mayo de 2012 |
Se entiende como huerto urbano aquel cultivo de hortalizas que se realiza en un núcleo urbano, ya sea en una terraza, jardín o en pequeñas parcelas, tanto en el interior de las ciudades o como en sus inmediaciones. En ocasiones se denomina horticultura de ocio, aunque con la que está cayendo se está extendiendo cada vez más como práctica de autoconsumo.
Cuando pasé de vivir en un ático con altas ventanas y me mudé al piso en el que ahora vivo una de las primeras cosas que pensé es que llenaría los balcones de plantas, sobre todo de geranios. ¡Me encantan los geranios! Pero no. Pronto me di cuenta de que los alféizares de las ventanas abalconadas no permiten colocar macetas si quieres cerrar las persianas, y a mí no me gusta dormir con luz. Todavía me quedaba el balcón esquinado del salón que tiene un ancho estrecho, pero lo justo para poder colocar alguna maceta y algún macetero. Al llegar el buen tiempo decidimos tapar el balcón con brezo artificial, pero a mí no me gustó la idea de que mis floridos geranios, aún inexistentes, no pudieran ser disfrutados y compartidos por los viandantes. Así que decidí que plantaría alguna planta productiva, como hierbas aromáticas o plantas de huerta.
Albahacas, 25 de julio de 2012 |
Mi tía me preparó una pequeña maceta con semillas de albahaca, a las que tendría que regar y cuidar para que llegaran a brotar y después transplantar, para que las plantas crecieran más fuertes y sus hojas sirvieran para hacer rico pesto. La albahaca se ganó un espacio en la ventana balconada de mi estudio, cuya persiana no tiene por qué ser bajada. Pronto la vi crecer, la transplanté y, pasados algunos meses, ¡la probé! Yo, que hasta el momento sólo había tenido cuidado de una lenteja plantada en algodón, estoy emocionda al ver crecer mis albahaquitas cuyo olor es capaz de trasladarte a una casona en medio de La Toscana. Aunque parecen un poco mustias, yo ya llevo comidos dos ricos platos de pasta al pesto.
Pero esto no es todo. Mi padre, amante del huerto en cuerpo y alma, me dio dos tomateras. Para que llegaran a dar frutos tendría que cuidarlas y regarlas, pero también transplantarlas y caparlas. ¡Uauh!, toda una labor de responsabilidad para esta iniciada en el mundo vegetal. Las flores pronto llenaron los tallos pero, ¡no han sido muy fructíferas! Aunque he de reconocer que bien contenta, emocionada e impresionada estoy con un tomate por planta. ¡Ay!, cuando enrojezcan, ¿seré capaz de comérmelos?
Tomateras, 25 de julio de 2012 |
No creo que un macetero con dos tomateras más uno con unas cuantas plantitas del albahaca puedan considerarse huerto urbano ni que su producción vaya a abastecerme pero, ¡estoy con ganas! Esta semana me he planteado un reto: conseguir que agarre un tallo de hierbabuena que llevaba metido en agua una semana. De momento muy buena pinta no tiene... Pero ahí estoy, ¡aprendiendo!
¡Quién diría que soy de pueblo!
Fotos: M. San Felipe
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