jueves, 19 de julio de 2012

El estado de las cosas



Cuando somos pequeños en el colegio nos enseñan que la materia puede presentarse en tres estados: sólido, líquido y gaseoso. Cuando somos mayores nos damos cuenta de que la materia también puede presentarse en otros muchos estados: en alegría, enfado, optimismo, pesimismo, objetividad, subjetividad, simpatía, antipatía... Estados que, por lo general, vienen influenciados por el entorno en el que se encuentra la materia.

Las personas somos materia. Un hielo no puede estar triste u optimista, pero esos estados sí los puede tener una persona. Según la tercera acepción de la RAE, materia es "lo opuesto al espíritu", por lo que algunos pensarán que el triste u optimista lo sería, o lo estaría, el espíritu y no la materia, ya que ésta se limitaría a ser el cuerpo físico, el sólido. 

Así, las personas y/o su espíritu podemos encontrarnos en muy diversos estados. En la actualidad, el entorno que nos rodea se ha empeñado en embriagarnos de pesimismo. El contexto en el que nos movemos parece decirnos que no levantemos cabeza, que si se nos ocurre mirar tan siquiera un poco hacia adelante, una mano grande y forzuda empujará nuestra nuca para volver a obligarnos mirar hacia abajo. El ambiente parece inundado de tristeza. 

Hasta hace no mucho, quienes ostentaban el poder, tanto económico como político, nos hicieron creer (¿nos obligaron a creer?) que éramos alguien que no éramos. Nos dejaron creer que no llegar a fin de mes no era problema. Nos hicieron creer que los préstamos bancarios siempre estarían a merced de nuestras necesidades, no siempre primarias, ¿o acaso lo es un apartamento en la playa? Nos obligaron a creer que casas construidas en un abrir y cerrar de ojos valían el triple de su valor real y que lo mejor que nos podía pasar era el poder vivir en ellas. Nos obligaron a creer que comprar y tener de todo era el mejor estado de las cosas. Nos hicieron creer que esto era jauja y que duraría para siempre. 

Y ahora que su plan se ha desmoronado, que los perjudicados somos la gran mayoría y que esa gran minoría que toma las decisiones sólo piensan en los poderosos, tanto económicos como políticos, ¿en qué estado quieren que nos encontremos las personas y nuestro espíritu? 

Ojalá esté llegando el momento del estado de la empatía y de la unión de todos. 

Foto: Fondosescritorio.org

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