miércoles, 29 de diciembre de 2010

Ha pasado, nos lo han contado, han cerrado. ¡Hasta siempre, CNN+!



Esta mañana me he enterado de que hoy era el último día en antena de CNN+. Si no fuera porque la noticia fue anunciada hace unas semanas, hubiera pensado que se trataba de una inocentada.

Durante todo el día he sintonizado de vez en cuando el canal, sintiéndo una emoción extraña al ver autopromociones de programas que nunca más volverán a repetirse y al ser testigo de un día histórico, tanto para el periodismo como para una sociedad democrática. Por la tarde he hecho sesión de masoquismo viendo algunas de las despedidas de los presentadores en días anteriores.
 
Esta noche no he querido perderme la última media hora. Lo he pasado mal y he admirado la entereza del presentador al depedirse, así como me ha gustado que parte del equipo apareciera en el plató antes del adiós definitivo, para ir desapareciendo poco a poco. Imagen, quizá, poco original pero, al menos para mí, muy significativa.

La última noticia, el cierre de la propia cadena. He pensado en ese redactor escribiendo su texto, locutándolo. En ese montador editando la pieza, la noticia. ¿Cómo se habrán sentido al hacerlo?

El mercado manda y el mercado impone. Muchos pensarán que es una empresa más afectada por la crisis, por la no rentabilidad, por la deuda acumulada. Puede ser, pero es mucho más. La fusión de Tele 5 con Sogecable está dando ya sus primeros frutos. La telerrealidad (¿la tele-rentabilidad?) no ha dejado ni agonizar a la información, antes de terminar el anuncio de despedida se ha colado la promo de la nueva cadena que se sintonizará en este dial: GH 24. Como poco me parece de muy mal gusto. Hipnotizada sigo con la puta sintonía (no he podido cambiar de canal, literal, lo cual me jode aún más).

Ha pasado, nos lo han contado, han cerrado. ¡Hasta siempre, CNN+!

Foto: eltelevisero.com

miércoles, 15 de diciembre de 2010

De compras


Ayer estuve de compras. Por las fechas en las que estamos navideñas, ¡claro! Saqué tres conclusiones, que paso a enumerar:

   - Hay ciertas prendas en las que debería ser obligarotio que en su etiqueta se especificara qué es: top, minifalda, tapacuellos... Incluso, venir acompañadas de unas instrucciones de uso en donde se explicara cómo ha de acloparse ese trozo de tela a tu cuerpo.
Es curioso cómo algunas prendas se escapan del imaginario colectivo. Las miras y remiras pero no sabes qué son. Echas un vistazo a las perchas de al lado buscando un contexto de armario que las defina, y aún así, ¡nada! No consigues adivinar qué es ni qué parte de tu cuerpo vestiría. Con esa duda en la cabeza continúas con tus quehaceres a golpe de efectivo o de tarjeta. Menos mal que igual que vino, esa curiosidad se va.
En realidad, esta conclusión no la saqué ayer, es algo que me ronda en la cabeza (como a muchos) desde que compro ropa sin que me acompañe un adulto, y ya hace tiempo.

   - Cierto calzado debería estar prohibido para los niños, más bien para las niñas.
¿Cómo puede ser que existan unas botas del número 28 con una cuña (alza, o en definitiva tacón) de unos tres centímetros? ¿Y qué decir de unas botas con una caña hasta las rodillas? Ambos modelos me parecen impropios para una niña, ¿sabrán/podrán andar/moverse de forma natural con ese tipo de calzado? La única explicación que se me ocurre, además de la de copiar sistemáticamente modelos de ropa/calzado de adultos para que los niños parezcan adultitos, es contrarrestar la movilidad de las pequeñas. ¿Una medida más de estos padres súperprotectores que tanto se llevan ahora?

   - Prohibir los sujetadores (¡sí, sujetadores!) para niñas menores de doce años.
Perpleja me quedé cuando mi hermana me señaló sorprendida un sujetador en el que el cartel que le acompañaba indicaba 'A partir de 7 años' y que tenía copa con refuerzo...
Señores diseñadores y fabricantes de ropa, ¿de verdad es esto necesario? Padres que los compran, creo que nunca les entenderé.

Espero que no llegue el día en el que paseando por la sección de niños (o quizá decir de niñas) nos encontremos algo que no sepamos qué es o en dónde se pone. ¿Se imaginan? Lamentablemente, yo sí.

Foto: Tec.nologia.com

martes, 14 de diciembre de 2010

Sonrojada en Flickr


Desempolvar la cuenta de Flickr, esa que te hiciste para poder comentar las fotos de uno de los megaviajes de tu prima, para subir cuatro fotillos tuyas es un poco deprimente cuando de tus cuatro contactos dos son fotógrafos profesionales.

Más que recomendable pasarse por sus galerías abiertas: la de mi prima (y sus súperfotos de sus megaviajes) y la de una compañera de clase que ya lleva una temporada en China (podéis seguir su aventura también en este blog).

Por supuesto a mis otros dos contactos ,lectoras asiduas de este blog, no las mensprecio (aunque una de ellas no tenga colgada ninguna de sus estupendas fotografías), ¡por si quedaba alguna duda!

Como imagen de apoyo, una de mis fotos que más me gusta (a pesar del cabezón en primer plano, pero es que ya se me ha hecho un poco tarde para corregirla), que he de reconocer que no es más que fruto de una casualidad.

Foto: Algarada de la Veracruz, Maderuelo medieval 2010 (Segovia). M. San Felipe

viernes, 3 de diciembre de 2010

De buena mañana, ventana congelada

Me levanto de buena mañana, antes de lo que acostumbro cuando trabajo desde casa. A oscuras cojo la ropa de estar por casa, no es plan de despertar a estas horas a quien está de vacaciones. Me desperezo, me cambio, recojo un poco el salón y voy directa a abrir la ventana para que la casa se ventile (con abrir una ventana mi casa se ventila prácticamente entera) y, ¡no puedo abrirla!

Hago fuerza, ¡nada! Como está un poco más alta de lo normal tengo que repartir mis fuerzas entre ponerme de puntillas, estirar los brazos e intentar deslizar la ventana. Tampoco consigo nada. La nieve que cayó anoche se ha congelado y no deja que ésta se abra. Mientras desayuno dejo abierta la contraventana para ver si el calor hogareño hace mella en el ventisquero que se ha formado en la ventana. ¡Ilusa! Pues claro que no, cuando acabo la taza de Nescafé con cereales sigue sin poder abrirse.

No me gusta empezar a trabajar sin ventilar, así que lo intento con el ventanuco de la cocina. Para abrirlo tengo que hacer casi una pirueta mortal: acompañar un salto, entre el fregadero y el cubo de basura, con alargar el brazo y con un movimiento de muñeca que agarre el picaporte de la ventana al vuelo, que cede y abre la ventana mientras mis pies vuelven a tocar el suelo (sí, sería más fácil subirme a la encimera, pero hacer esto es mucho más divertido). Si el ventanuco también se ha congelado, tras la pirueta puedo quedarme con el picaporte en la mano, joderme la muñeca y/o pegarme un gran ostión entre el fregadero y el cubo de basura (una manera y un lugar muy glamurosos para esnucarse). No pasa nada de esto, en el ventanuco no hay ventisquero congelado que valga, puedo abrirlo.

Hale, aunque sea a medias (por aquello de que el ventanuco es más pequeño que la ventana) ya tengo mi entrada de aire puro y fresco, muy fresco, para empezar la mañana. 

¡Cuidadín con estos hielos a quienes tengáis que moveros estos días de acueducto! ¡Que tengáis un buen súpermegapuente!

**Actualización: nada más clickear en 'Publicar entrada' se levanta quien está de vacaciones, con los ojos entrecerrados se acerca a la ventana a ver los estragos de la nevada de anoche, casi nada con lo que se preveía. Le comento que no se puede abrir la ventana. La abre.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

"M. San Felipe se ha cobrado otra víctima"

Mi último post acabó como los de Blanca, y este empieza como lo hace ella (copiando, limpiando y pegando una publicación de una red social).

Casualidades de mi trabajo, en los tres años que llevo haciendo llamadas profesionales para la misma empresa, a mí, y sólo a mí (a ninguna de mis compañeras), varias veces me han contestado: 'Perdona, pero Fulanit@ ya no trabaja aquí'.

Sin asociar estos (supuestos) despidos a la crisis, en mi círculo laboral se comenta que debo tener un poder de despido a distancia o telefónico.

Se ríen, no del despido, sino de mí (¡que los despidos no son para reírse!). Y yo, agacho la cabeza, como si de verdad tuviera la culpa de que esas personas a las que llamo ya no estén en el puesto de trabajo en el que las reclamo.

Y como dice la publicación de Facebook que acompaña al texto, sí, hoy me he cobrado otra víctima.