Estos días tan señalados son propicios para hacer balance del año, pero a mí no me apetece pensar en los 364 días pasados, ni en los casi 12 meses cortados del calendario. Así que voy hacer balance de mis súper vacaciones, similares a las de los niños por la de días ociosos y los deberes que tengo que hacer. En cuanto a los deberes creo que, cuando vuelva al cole, las profes me van a dar un par de collejas, como a los niños malos y poco trabajadores (o quizá no, no vaya a denunciarlas por malos tratos al alumnado, y según están las cosas...).
Para el balance, voy a dividir mis súper vacaciones por semanas, ¡sí, por semanas! Es una de las ventajas que tiene ser trabajadora por cuenta propia, pero claro, también hay que tener en cuenta que hasta estas fechas, la suma de los días libres de las tres de Airevisual no sumaban ni veinte. Desventaja de ser trabajadoras por cuenta propia.
- Semana 1: comencé mis vacaciones con una comida navideña en buena compañía, un día de matanza (de cerdo, ¡claro!), una despedida y un constipado que sigo arrastrando.
La comida fue navideña por las fechas, ya que más bien fue de reencuentro o de pre-cumpleaños. Con ella y con un rico brownie compartido empezaron mis días libres.
Con mi constipado dando guerra, me dispuse a ayudar en la matanza. ¡Sí, se sigue haciendo! Y qué ricas saben estas viandas el resto del año, sobre todo el chorizo casero secado con el humo de una buena lumbre. Así que, para poder degustarlo, preparé el orégano para el adobo, pelé y machaqué ajos, separé la carne de la grasa e hice las cuentas que se me mandaron para hallar las proporciones de los condimentos para la conservación de la carne (aunque no las aprendí). Tareas supervisadas a peticón propia, no fuera mi inexperiencia a estropear tan ricos manjares.
Llegó el sábado y el viaje al aeropuerto para despedir a mi churri y mi tío antes de embarcar hacia Nepal. Tras no poder agitar el pañuelo blanco a ningún avión de Qatar Airways por un retraso en el despegue, llegó el momento de mi gran hazaña: salir del aeropuerto, recoger a mi hermana en su casa y volver al pueblo; todo ello conmigo al volante (persona a la que el coche le da un poco de respeto, y más aún las autopistas).
Para acabar la semana, cenita tranquila de hermanas, unas copichuelas sin alcochol y una buena charlotada.
- Semana 2: la segunda semana de vacaciones pasó entre la desesperación de las primeras compras navideñas, el cumpleaños de mi prima pequeña, un viaje inesperado a Renedo de Esgueva (Valladolid), las primeras cenas/comidas navideñas/familiares y medio fin de semana de amigas.
Ya se sabe como es ir de compras en Navidad, a lo que si se le suma la desgana y el poco gusto por ir de tiendas, tenemos una ecuación cuasi catastrófica. De todas formas, no fue del todo mal, aunque eso sí, tuve que volver otro día (ya en la Semana 3).
Al día siguiente, mi hermana (de vacaciones también) y yo, no quisimos perdernos la actuación navideña de mi prima, ni tampoco su fiesta de cumpleaños. Tras llegar tarde al festival del colegio, llegamos justo para ver el aburrido baile de su clase, un villancico titulado Navidad Rock. Con ganas de preparar sandwich, platos de gusanitos y gominolas, ayudamos a mis tíos a preparar la mesa de cumpleaños. La fiesta, ¡un éxito! A lo que ayudó una piñata poco convencional, casi irromplible, y un escenario, hecho con una sábana, para que los niños invitados se divirtieran haciendo teatrillos de sombras. Juegos que sólo se le podrían ocurrir a tu tía titiritera. De hecho, el viaje inesperado al pueblo vallisoletano se debió a una de sus actuaciones. Tras otra hazaña frente al volante, pude disfrutar de Palabras de Caramelo (premio al Mejor Espectáculo, FETEN 2009) la última obra de su compañía, Maria Parrato. Función que me calentó el alma en un frío salón de actos de la llanura castellana.
En este punto, llegan y pasan las copiosas cenas y comidas típicas de estas fechas, para terminar la semana en mi nueva casa y en buena compañía, unas cuantas cervezas, una buena peli con manta en el sofá y un domingo de domingueras por La Granja, disfrutando de sus jardines invernales.
- Semana 3: hasta el momento puede llamarse la semana de los reencuentros.
Quedadas cafeteras con amigas que hacía tiempo que no veía es lo más destacable de estos tres días que llevamos de semana. Quizá el viernes decida llamarla la semana de la resaca... ¡Espero que no!
¡Ah! También he terminado las compras navideñas, que no es moco de pavo (animal muy navideño).
Así que, creo que el balance que hago de mis últimos días del año es positivo, o al menos aprovechados. Además, estar en casa tantos días es algo que no me pasa habitualmente (no me acuerdo cuándo fue la última vez), así que, sólo por éso, estas súper vacaciones ya han tenido mucho de positivo.
Foto 1: Brownie, Keko
Foto 2: Palabras de Caramelo (Títeres de Maria Parrato), Titeresnet
Foto 3: Detalle de la canalización de los jardines de La Granja de San Ildefonso (Segovia), M. San Felipe
5 comentarios:
Me alegro mucho de que hayas aprovechado estas vacaciones :-)
Por cierto, qué "apañá" es tu tía, con lo de la sábana para que lo niños hicieran teatrillo.
Qué pedazo de vacaciones, tanto por la extensión como por las actividades. En cuanto vuelvas a tu trabajo por cuenta propia, vas a tener un síndrome postvacacional del quince.
- Irene, lo de la sábana, ¡un acierto! Aunque seguro que no era una sábana cualquiera... Como tampoco lo eran los títeres que actuaban detrás de ella.
- ¡Ay Laura! Creo que después me pediré una baja pos-vacacional. Si en realidad, tantos días libres no pueden ser buenos. Pero no, no están yendo nada mal estas vacaciones navideñas.
María!
Qué envidia la matanza... nosotros dejamos de hacerla hace años ya. Siempre acababamos hartos de torreznos, bailando jotas en el comedor. Para escribir una oda al colesterol, vaya.
En fin, que Feliz año!!! Y a disfrutar de la semana de resaca!
Laura! Cuando vengas por estos lares nos comemos un poco de chorizo casero. Mmmmhhh, qué rico! Creo que me voy a cenar!
Feliz año también para los cabezolanos de Sallent ;-)
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