lunes, 8 de febrero de 2010

Enfado

El otro día, en las últimas noticias de mi cuenta de Facebook apareció, porque tres amigas se habían unido a él, un grupo que se llama A que conseguimos 4 millones de personas pidiendo la dimisión de Zapatero. Hasta ahí, todo normal. Los usuarios de Facebook vemos todos los días miles de grupos a los que podemos unirnos: grupos con tintes políticos, grupos que podríamos llamar costumbristas, grupos absurdos, graciosos, de mal gusto o de señoras que hacen y/o les pasa de todo (podríamos hacer no sé cuántas mil clasificaciones más).

La cifra de 4 millones que aparecía en el título del grupo al que se habían unido tres de mis facebook-amigas llamó mi atención, así que pinché en el enlace para ver cuánta gente pertenecía a este colectivo virtal y cuántos miembros faltaban para llegar a los 4 millones. ¡Simple curiosidad!

Entro en el grupo y me fijo en la cifra, doscientos mil y pico. Todavía les queda, pienso, sin ir más allá que en el análisis de los números. Pero cuando voy a volver a mi página de inicio, algo me frena. Debajo del total de usuarios adheridos a un grupo aparecen algunas de las personas que son miembro, si alguno de tus amigos pertenece a él, aparecerá ahí como ejemplo (supongo que es para animarte a unirte). Me indigno. ¡Intolerante!, estaréis pensando muchos, pero creo que mi enfado es razonable. Entre los afines a este grupo aparece una asociación cultural de la que soy socia. Y esto no me gustó (no me gusta). Estoy prácticamente convencida que la persona que está detrás del perfil de esta asociación cultural se unió a A que conseguimos 4 millones de personas pidiendo la dimisión de Zapatero sin pararse a pensar que está representando a una persona jurídica formada por muchos socios y con un objetivo, que como su nombre indica, es el cultural. Seguramente se unió como una persona (física) en contra de otra persona (política), ¡sin más! Pero es que sí hay más, o al menos eso creo yo.

Para mí, una asociación cultural (sin ideología política) no debería columpiarse ni hacia un lado ni hacia otro; se debe a su cometido, el cultural, y a sus socios, siempre en ese ámbito, el cutural. De ahí mi enfado.

Agradezco a las personas que están detrás de perfiles comunes y que gestionan de forma voluntaria y totalmente desinteresada estas cuentas de usuario en beneficio de toda la comunidad que conforman. Pero del mismo modo que agradezco esto, pido un poco de responsabilidad. Si quieres unirte a ciertos grupos, hazte una cuenta de Facebook personal, no lo hagas desde la que englobas a más gente tras un nombre con ciertos objetivos (¡culturales!), ya que cualquier movimiento que hagas puede incomodar , ¡y no es de extrañar!

4 comentarios:

Laura dijo...

Normal que te enfades. Se supone que representa a toda la asociación y, a no ser que sea una asociación política de ideología totalmente afín al grupo, está mal que se adhiera a la causa en representación de otros.

Y siguiendo con eso de echar cuentas, no creo que haya cuatro millones de usuarios españoles en Facebook (no manejo los datos pero es difícil que los haya), así que mucho menos cuatro millones de usuarios españoles de Facebook dispuestos a unirse a ese grupo.

La mujer del médico dijo...

Totalmente de acuerdo con las dos. A mi me toca bastante los pies (por ser fina) la puta manía (por no serlo) de ciertas asociaciones supuestamente culturales de posicionarse políticamente. Me cansa taaaaanto la politización de la cultura... Vale que detrás de esto simplemente hay una persona que se dedica a actualizar el perfil de esta asociación en concreto, pero es que al final lleva todo a lo mismo. Qué rollo. Mi solidaridad más absoluta, Mary...

M. San Felipe dijo...

Sí, yo también dudo (sin datos en la mano) que haya cuatro millones de usuarios españoles en Facebook, así que lo de llegar a cumplir la cifra del grupo lo veo complicado.

'Asín' las cosas, seguirá ocurriendo... Aunque no sea de mala fe.

Irene dijo...

Totalmente de acuerdo: si es una asociación cultural, mejor que no tenga colores políticos.
Creo que esto de los fans de Facebook se está convirtiendo en una enfermedad: la gente (y las asociaciones) pinchan sin ni siquiera terminar de leer el título del grupo.