viernes, 22 de octubre de 2010

Agua


Suena el despertador, son las siete menos cinco, como todas las mañanas lo retrasas hasta las siete. Cuando suena de nuevo, y definitivamente, para avisar que el día comienza, te preguntas cómo es posible que en cinco minutos pueda llegar a tenerse un sueño tan profundo.

Primer movimiento, al baño. Parece que la cadena suena rara. Ahora a lavarse. El hilo de agua que sale del grifo a penas te moja las manos para asearte. ¡Joder, yo así no soy persona!, piensas cabreado mientras vuelves a la habitación para vestirte.

Tras apurar la taza de café la dejas en el fregadero, abres el grifo para llenarla de agua para que luego se friegue mejor. Lo haces sin mirar, hasta que un desagradable ruido de cañerías fija tus ojos en el grifo, como si éste fuera a decirte algo, aunque ya te lo dices tú, ¡no hay agua! Tampoco te podrás lavar los dientes, ni las manos, ni volver a tirar de la cadena., ni llenar la botella que te gusta llevar en el bolso.

Así que te vas a trabajar con las legañas pegadas a los ojos, las manos sucias, sin poder tirar de la cadena, dejando resecar los posos de café en el fregadero y sin botellita de agua. Te vas enfadado.

Más tarde te preguntas, ¿es esto escasez de agua?

Foto: Aqua


**Blog Action Day, una semana después...

3 comentarios:

La mujer del médico dijo...

Este finde me pongo a ello... Tienes tanta razón...

Laura dijo...

Uy, yo también le debo un post al blog action day.

Irene dijo...

Nunca es tarde para (publicar un post sobre) ahorrar agua.
Quedaría genial una foto de la postal que tenemos colocada sobre el water de la oficina, que se ha traslado en sorprendente buen estado de un local a otro :-P