miércoles, 19 de noviembre de 2008

Olor a dulzaina


Ayer oí una dulzaina. Sí, oí una dulzaina y no fue en tierras castellanas. Oí una dulzaina y olí a fiesta.

Ayer a las 2 de la tarde volvía a casa, al pasar por el Centro de Día de mi barrio, oí una dulzaina y olí a fiesta, a fiesta de pueblo.

Por un momento, lo que tardé en sobrepasar la ventana por la que salía la música, creí oler a cordero asado, creí oír un tamboril, creí oír voces alegres de fiesta, creí oír banderines de colores ondeados por el viento, creí oír un repique de campanas, creí oler el trigo seco de verano... ¡Uy! Qué fácil es desplazarse a otro lugar (o lugares) que tanto extrañas, a momentos que tanto te gustan con un único sonido. Sólo me faltó saborear el rico sabor de una caña con limón fresquita, siempre en vaso de plástico, en la puerta de cualquier bar atiborrado de gente vestida de mil colores a la hora del vermú.

¡Qué vivan las fiestas de los pueblos! (Aunque sus santos sean cada vez menos venerados)

A mí... ¡que no me esperen en la procesión! Me quedo con la dulzaina

Foto: Agapito Marazuela Albornos

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Joder lo que trasnochas. Me parece que queda poco para San Nicolasillo. Ah!, que el anónimo soy yo.

Anónimo dijo...

Y que vivan los vermús!

Ains... que me ha entrado la nostalgia!

Un abrazo.

Marie dijo...

Jooo!
Es que la dulzaina es de pueblo pueblo y de fiesta fiesta!
No hay nada en el mundo como una noche de verano en un pueblo perdido de España y con el despertar de los dulzaineros para tomar sopas de ajo!
Acabo de viajar a mi juventud ;)
Un beso!

Anónimo dijo...

¿Proust?

M. San Felipe dijo...

En 'mis pueblos varios' tbn se suele 'esperar' el amanecer con una taza de chocolate... El caso es algo calentito en las frías mañanas veraniegas para seguir, seguir, seguir...

Anónimo dijo...

Ay que recuerdos.... como nos entendemos maria!! olor a peña, a vermuts (o aperitivos), a cervecitas...a verano...y no sigo que me emociono!!

Estela