viernes, 25 de febrero de 2011

Fui a por muérdago y estrené las botas


Ahora mi padre también ha echado conejos en La Huerta. No es que los siembre, los riegue y crezcan, sino que La Huerta es donde cuida de sus verduras, de sus gallinas y, ahora también, de sus conejos.

El menú de estos pequeños animales es bastante riguroso, según su esctricto cuidador. El muérdago es uno de los platos permitidos, y más queridos por estos peludos orejudos. Mi chico, buen conocedor de los pinares, le prometió a mi padre que le llevaría un buen puñado de esta planta, la cual, me informó, es una plaga que afecta a los pinos.

Así que, tras conseguir los permisos pertinentes, ayer por la tarde nos fuimos a recoger muérdago. Aún sin dejarme crecer barba y sin llevar una hoz de oro me creí Panoramix. Qué pena que me faltaran estas dos cosas y una gran marmita para poder elaborar la poción mágica; quizá también sirviera para el poder mental, aunque los indestructibles galos la usaran para acabar con los romanos (y jabalíes) con el físico.

Para coger el muérdago aprovehamos una corta de pinos, por lo que no teníamos que subirnos a las copas de los árboles (para eso sí hubiera necesitado poción mágica), sino que éstas estaban en el suelo. Eso sí, teníamos que encontrar el muérdago que no estuviera comido por los corzos. No exageraré, tampoco era tan difícil. Los conejos tendrían un buen plato para degustar.

Con mi saco lleno hasta un tercio y el de mi churri a bastante más de la mitad, dimos por terminada la tarea, así que nos volvimos al coche. Pero, ¡oh!, hasta la corta de pinos habíamos llegado en el coche de unos conocidos que encontramos de casualidad por el camino, pero ahora tenía que saltar el riachuelo... Siempre me ha dado cosa saltar regueros de agua o riachuelos, aunque nunca he tenido ningún incidente, pero... ¡No fue así esta vez! Y eso que no salté con el saco de muérdago colgando del hombro. ¡Catapluf! Estreno de botas.

¿Qué tal el Gore-Tex de tus botas nuevas?, me pregunta mi chico antes de darse cuenta de que, si el riachuelo me cubría poco más de los tobillos, casi voy mojada hasta las rodillas. Hombre, el Gore-Tex funciona si la bota no se mete entera en el agua y se produce, no la ley de los vasos comunicantes sino, la ley del torpe, en la que el agua se cuela por donde naturalmente se tiene que colar si una membrana, más que efectiva, no tiene por donde oponerse. Con esto quiero decir, que mis botas se han metido por completo en la corriente de agua y que es inevitable que mis pies se hayan mojado.

Aunque mi saco no fuese muy lleno, la tarde mereció la pena, el estreno de las botas también, los conejos seguro que se pondrán contentos y mi padre volverá a reírse leyendo esto.

Foto: Ascoa.com

2 comentarios:

Laura dijo...

Cuando vi el título de la entrada en reader me sonó a refrán pero ya he visto que no podía ser más literal XD

Irene dijo...

Muy bien traída la mención a la teoría de los vasos comunicantes. Kalipedia caló muy hondo en nosotras :-)