
Sí, todo llega a su fin, y agosto no es menos. Algunos podrán decirme que aún queda una semana y razón tienen toda. Pero eso es, en una semana, agosto se acaba.
Y es que agosto es un mes raro. Quizá, podría decirse que es el Mes Raro. Es el mes en el que los hoteles, hostales y hospederías de todo tipo tienen los precios más altos; es el mes en el que los coches apenas circulan por las ciudades; es el mes en el que los pueblos se llenan; es el mes en el que las autopistas de entrada y salida de las grandes ciudades registran grandes niveles de tráfico los viernes y domingos; el mes en el que se acaba de cosechar el cereal; el mes en el que millones de pueblos engalanan sus calles con banderines y bombillas de colores (estas últimas un poco horteras, que sirven tanto para las fiestas del santo como para Navidad); el mes que en cuanto acaba, empieza un nuevo curso para todos, vayas al colegio o lo hayas acabado hace muchos años.
Es el Mes Raro porque en la oficina se permite ir en vaqueros y no pasa nada si el lunes llegas con ojeras. ¡Es agosto!
Agosto es un mes raro porque cuando acaba es una especie de nochevieja, con sus nuevos y buenos propósitos para el nuevo año, que en esta ápoca empieza en septiembre.
Agosto es un mes deseado por casi todos, pero que también se acaba.
Foto: Cerotec estudios